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El viento Gregal es un viento frío y seco que sopla desde el noreste, especialmente conocido en la región mediterránea y, en particular, en las Islas Baleares. Donde se considera un viento importante para los agricultores, ya que el frío seco que trae ayuda a preservar ciertos cultivos y a limitar las plagas de insectos.
Su nombre tiene un origen histórico que se remonta a los antiguos navegantes valencianos, catalanes y aragoneses que lo percibían como un viento que “venía de Grecia”, dado que esa es la dirección en la que se ubica este país en el mar Mediterráneo respecto a España.
El Gregal suele presentarse con mayor frecuencia en invierno, y su formación está vinculada a sistemas de baja presión situados al sur de Italia y Malta. Este viento puede traer consigo mar agitado y oleaje fuerte, condiciones que históricamente afectaban la navegación. Además, es un viento que no solo impacta a la costa española, sino que también se siente en otras zonas del Mediterráneo central, como Sicilia y el mar Jónico.
La etimología del Gregal refleja, por tanto, la influencia de la navegación en la denominación de los vientos en el Mediterráneo, y su presencia es crucial para entender las condiciones marítimas de la región. A su vez, se le atribuyen características “curativas” por su frescura.
El Gregal, cuando se origina como anticiclón en las Azores toma forma ovalada y se extiende entre las Azores e islas Británicas, mientras que en el Mediterráneo forma una borrasca conocida con el nombre “Gotas frías” o DANA. Estas borrascas solo se detectan en las capas altas de la atmósfera; perturban el flujo del viento, originando intensas nevadas, fuertes lluvias y fuertes temporales alcanzando los 75km/h. Los temporales suelen durar de 3 a 5 días.
Se caracteriza por ser frío, húmedo y fuerte; puede dar lugar a nevadas o fuertes heladas con rachas de vientos a cero grados centígrados. Las nubes que origina son poco espesas, por eso las lluvias son escasas, o se reducen a lloviznas o ligeros chaparrones. Cuando sopla Gregal la superficie del mar se enfría, estas aguas, al volverse más densa, tienden a hundirse, aflorando a la superficie el agua más templada que arrastra abundante plancton y provoca la subida de los peces hacia las aguas superficiales. Por esto se le considera un viento bueno para la pesca, pero siempre y cuando no traiga un temporal.
Este viento es un gran ejemplo de cómo los elementos naturales del Mediterráneo no solo han influido en la navegación, sino también en la cultura, la agricultura y la vida cotidiana de las comunidades a lo largo de su costa.